miércoles, 8 de octubre de 2014

MÚSICA CLÁSICA PARA NIÑOS: El bolero de Ravel

Seguimos en nuestro intento de acercar las obras más conocidas de la música clásica a los más jóvenes. Hoy le toca el turno al Bolero de Ravel o Boléro si lo queréis escrito en francés.


En 1927 Maurice Ravel ya era un músico consagrado y su fama traspasaba las fronteras de su Francia natal. Le acaban de contratar para una gira de conciertos, cuatro meses por América que le llevaron a venticinco ciudades distintas en las que fue recibido con todos los honores.

Valentín Serov retrata a Ida Rubinstein (1885-1960), 
bailarina y rica mecenas rusa, inspiradora del Boléro 
y quien estrenó la obra el 22 de noviembre de 1928.

Justo antes de partir la bailarina y empresaria rusa Ida Rubistein le encargó la composición de un ballet de carácter español que ella misma quería representar con su  compañía, Les Ballets Ida Rubinstein, una formación que esta antigua estrella de los Ballets Rusos de Diaguilev -si recordáis hablamos de ellos con  El pájaro de Fuego de Igor Stravinsky- había creado para competir directamente con ellos. 

 Ida Rubistein fue una de las estrellas de los Ballets Rusos esa formación 
 que con su concepción del ballet como una obra de arte total, en donde todos los elementos
 (música, baile, decorados, vestuario...) tenían la misma importancia, 
revolucionaron el panorama artistico de las primeras décadas del XX.

Ravel quedó encantado con la idea. Su última incursión en el género ballet databa de 1919 con Valses y este encargo suponía reponer ese ballet además de componer otro enteramente nuevo para la ocasión. El único problema era que Ravel tenía demasiado trabajo y para que la cosa fuese rapidita acordó con Ida orquestar seis números de La suit Iberia de Isaac Albéniz. 

 Maurice Ravel (1875- 1937)

Con lo que no contaban es que los derechos de Iberia no eran libres, pues la editorial  Max Eschig, se los había cedidos en exclusiva, dato importante, a otro compositor español, Enrique Fernández Arbós, un antiguo discípulo de Isaac Albéniz. 

 Isaac Albéniz (1860-1909)

La noticia le cayó a Ravel como un auténtico jarro de agua fría. Acababa de llegar de su gira americana y ya estaba trabajando en este nuevo proyecto. Durante un tiempo pensó en renunciar a la propuesta de Ida Rubistein. Pero tras unas vaciones en Ciboure, un precioso pueblecito del sur de Francia, cuna natal de Ravel, decidió crear un ballet experimental: un ballet para orquesta que sólo utilizaría un tema y un contra-tema repetidos y en el que el único elemento de variación provendría de los efectos de orquestación que sustentarían un inmenso crescendo a lo largo de toda la obra. (No os preocupéis que, como siempre, más abajo lo explico).

Maurice Ravel en Ciboure en 1914.

A su vuelta de vacaciones, ya instalado en su casa de las cercanías de París,  Ravel finalizó rápidamente la pieza. En un primer momento la obra no se iba a llamar Bolero sino Fandango, título que había acordado con Ida Rubistein en el primer proyecto. Sin embargo, una vez compuesta la obra, a Ravel el ritmo no le sugería un fandando, pues ésta le parecía una danza demasiado rápida, por lo que decidió cambiarlo por Bolerootra danza tradicional andaluza que había conocido en sus viajes a España y que le había cautivado por su ritmo repetitivo hasta la obsesión y por la sencillez melódica. Dos cualidades muy presentes en su Bolero.

Ópera Garnier (París)

La obra se estreno en París el 22 de noviembre de 1928 en la Ópera Garnier y no cabe duda que los habituales de esta sala se quedaron por lo menos sorprendidos, tanto por la sensualidad que dotó Ida Rubistein a la coreografía, como por la insistencia de la música. Un año más tarde, en enero de 1930 el compositor dirigía en los Conciertos Lamoreux la versión orquestal, dando lugar al comienzo de un éxito imparable de la que se iba a convertir en una de las obras más célebres de la música clásica del s. XX.

Si os parece, os propongo la primera versión. Interpretan la Orquesta Filarmónica de Viena con Gustavo Dudamel en la dirección.




ANÁLIZAMOS LA OBRA

Ravel es uno de los grandes orquestadores del s. XX. Si recordáis su orquestación de los Cuadros de una exposición de Modest Mussorgski se ha convertido en la más conocida imponiéndose en el repertorio tanto o más que el original del propio Mussorgski. ¿Por qué os cuento esto? Porque Ravel entendió esta obra, como ya avanzaba antes, como una obra experimental, como un estudio de orquestación, en donde los elementos con los que juega son muy reducidos. El propio Ravel la definió así:

Es una danza en un movimiento muy moderado y constantemente uniforme, 
tanto por la melodía como por la armonía y el ritmo, este último marcado 
sin cesar por el tambor. El único elemento de diversidad es aportado 
por el crescendo orquestal.

Pues veamos como utiliza cada uno de esos elementos de los que habla.


RITMO.

Desde que comienza la obra, desde los primeros  compases, escuchamos el ostinato sobre el que va a sustentarse la obra.


Ostinato rítmico será interpretado por la caja
 a lo largo de toda la la partitura de manera imperturbable


Dos compases practicamente idénticos, únicamente una variación en el tercer tiempo del segundo compás, con los que Ravel quiere recrear el ritmo de la danza a la que el título de la obra alude y que se lo otorga a la caja que, de manera obsesiva -primero una única caja, posteriormente dos-, nos acompañarán  hasta el final de la partitura.


Caja



MELODÍA.

Sobre este ostinato a partir del cuarto compás de la partitura aparece la melodía. Un tejido melódico simple, envolvente, derivado de temas hispano-árabes que podemos dividir en dos: Tema A escrito en Do M y Tema B en Do m.

 Tema A del Bolero de Ravel


Si os parece con lo dicho, volvemos a escuchar el Bolero, ahora sí fijándonos en la presentación de estos elementos. Como siempre os dejo un minutaje que os sirva como guía de escucha. Interpreta la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam.


0'00: Comienza ostinato rítmico, en la versión que os pongo a continuación en un soberbio pianísimo que cuesta ser percibido.
0'22: la flauta interpreta el 1º TEMA (Tema A). 16 compases que podríamos subdivir en dos (1º parte del tema hasta 0'47 min// 2º parte del tema hasta 1'11). A partir de aquí veremos que el tema A a pasar por diferentes instrumentos de la orquesta.
1'11: ostinato a modo de ritornello pasa a primer plano.
1'19: clarinete interpreta tema A
2'04: ostinato a primer plano. Intervienen caja 
2'10: 1º aparición del TEMA B o contratema. Lo interpreta el fagot.
2'58: ostinato a 1º plano.





Ya tenéis presentado todo el material melódico de la obra. No habrá ni una nota diferente más. A partir de aquí ¿qué?, me preguntaréis. A partir de aquí nos hace todo un estudio de instrumentación.


ORQUESTACIÓN


Deseo vivamente que no haya ningún malentendido respecto al tema de esta obra. [...] 
Antes de la primera ejecución, [...] dije que había escrito una pieza que duraba 17 minutos 
y que consistía enteramente en un entretejido orquestal sin música
 —en un largo crescendo muy progresivo. 
No hay contraste y no hay prácticamente invención excepto en el modo de ejecución.
 Los temas son impersonales —melodías populares árabe-españolas típicas.
 Y (aunque se haya pretendido lo contrario) la escritura orquestal es simple y directa, 
sin ningún asomo de virtuosismo. […] 
 
Maurice Ravel


Estas palabras de Maurice Ravel nos dejan perfectamente explicado lo que vamos a encontrar a partir de ese min 3'00 en la que hemos dejado la guía de escucha. Los temas impersonales de los que habla Ravel son esas dos ideas melódicas que arriba hemos definido como Tema A y Tema B.  El No hay contraste nos quiere indicar que siempre aparecerán los mismos temas. En ellos no está el juego, los protagonistas de esta historia no van a ser los temas melódicos. En el juego definido por Ravel aparecen como protagonistas estelares invitados secundarios en la música clásica hasta ese momento.




De las cualidades básicas del sonido que siempre explicamos a los niños -otro día hablo de ello con más sosiego, hoy solamente las cito: altura, duración, timbre, intensidad- en la tradición occidental no todas tiene la misma importancia. Nuestra tradición hasta el s. XX dio una importancia extrema a la altura del sonido, un poco menos a la duración e intensidad y timbre podríamos decir que eran convidados de piedra, meros complementos.

Pues bien en esta música esos completos se convierten en los protagonistas y pasan a tener un carácter estructurador. No es la altura del sonido, no es la melodía siempre la misma, lo que da interés a esta obra, sino el hecho de que esta melodía va ir pasando por los distintos instrumentos de la orquesta. Va ir combinándose de diferentes maneras y va a ser interpretada en una intensidad creciente que lleva al apoteósico final.

Imagen de la coreografía creada por el bailarín y coreógrafo Maurice Béjart en 1961.


En ello está lo revolucionario de la pieza, ese carácter experimental del que Ravel hablaba y probablemente -pese a la opinión del propio creador que nunca comprendió como lo que para él era un estudio se convirtió en su música más conocida- la causa de su éxito. Así debemos entender las palabras con las que más arriba definíamos lo que en el Bolero sucede:

  Un ballet para orquesta que sólo utilizará un tema y un contra-tema repetidos
 y en el que el único elemento de variación provendría de los efectos de 
orquestación que sustentarían un inmenso crescendo 
a lo largo de toda la obra.


Os dejo un cuadro en el que podéis ir viendo, a la vez que escucháis la obra, cuáles son los instrumentos que van a ir interpretándola.


TEMPO

Lo llevamos hablando todo el tiempo, el éxito de esta obra excedió al propio Ravel. Tenemos que tener en cuenta, -de ahí la manera en la que comenzaba el post, si recordáis no os he contado la biografía de Ravel sino un momento puntual de ella-  que cuando Ravel compone el Bolero ya era alguien célebre. Tanto que incluso era considerado, tras la muerte de Debussy, el mejor compositor vivo de Francia y su música ya le había  dado grandes satisfacciones. 


Ravel compone una obra de encargo, en unas condiciones bastante peculiares como hemos visto, que le llevan a hacer un estudio de orquestación y de repente esa obra empieza a tener tanto éxito que eclipsa a todas las demás y él parece que se va a convertir, por supuesto no ha sucedido, en compositor de una única obra. El éxito es tal que podríamos decir que la pieza deja de pertenecer a Ravel y en ella comienza a dejar su impronta todo el mundo.

 Arturo Toscanini


Podríamos poner muchos ejemplos de esto, pero el más claro es la velocidad en la que en ocasiones se interpreta este Bolero. Nada nuevo, el propio Ravel se quejó de la interpretación rapidísima que hizo Toscanini en 1930 y sabéis la respuesta de Toscanini: que era un error, la velocidad adecuada era la que él había adoptado. Tiene delito el tema.


Debo decir que el Boléro es raramente dirigido como yo pienso que debería
de ser [...] El Boléro debe ser ejecutado a un tempo único desde el inicio 
al final, en el estilo quejumbroso y monótono de las melodías árabe-españolas. [...] 
Los virtuosos son incorregibles, inmersos en sus fantasías como 
si los compositores no existiesen.
Maurice Ravel


MATERIALES DIDÁCTICOS
 


Y como ya comienza a ser tradición acabamos con dos vídeos que seguro que gustan mucho a vuestros alumnos y os darán mucho juego para hablar de la obra, de la instrumentación, de su carácter repetitivo hasta la obsesión...

El primero de ellos está dirigido por Simon Brethé y se trata de un trabajo de fin de curso de la asignatura de cine animación de la Escuela de Bellas Artes de la UFMG (Universidad Federal de Minas Gerais). En él, como si de un gran musicograma se tratase, las notas tomarán vida y nos irán mostrando los diferentes instrumentos que van interviniendo. 

Os quedará mucho más claro, si lo véis. Realmente está muy bien.




El segundo titulado Bolero es otro corto de animación producido en los estudios Klássika bajo la dirección de Iván Maksímov.




Os espero el domingo con más versiones y materiales para que podáis trabajar esta obra en clase o en casa con vuestros niñ@s.

Se me olvidaba, el enorme éxito del Bolero está también ligado a su pronta utilización como banda sonora. El fragmento que os pongo a continuación, y con él sí me despido, pertenece a Boléro, una película protagonizada por Carole Lombard y George Raft que realizó la Paramount en 1934 y en la que la música, os podéis figurar cuál era la obra utilizada, tenía un papel fundamental.

El éxito fue imparable. El Bolero pese a la opinión de Ravel se convirtió, al igual que sucedió con  El Adagio de Albinoni//Giazotto o del Canon de Pachelbel en todo un hit de la música clásica.




Buen día y os espero mañana con una de artes plásticas.



Si os ha gustado y queréis conocer algunas otras obras de música clásica que hemos comentado para niñ@s, pinchad en el siguiente enlace.








2 comentarios:

  1. Un gran aplauso por esta entrada tan completa!!! me encanta!

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    1. Muchas gracias por tus palabras, nos ayudan a seguir trabajando.

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